El encuentro fue dirigido por la Dra. Regina Kiomi Takahira, médica veterinaria graduada en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de São Paulo (FMVZ-USP), con residencia, maestría y doctorado en la Universidad Estatal Paulista “Júlio de Mesquita Filho” (FMVZ-Unesp) – Botucatu, donde es Profesora Titular. También se desempeña como Vicepresidenta de la Asociación Brasileña de Patología Clínica Veterinaria (ABPCV).
La presentación abordó las predisposiciones raciales y específicas de determinadas especies, un aspecto fundamental para contextualizar los hallazgos de laboratorio. Razas como los Dálmatas y los Bulldogs, por ejemplo, presentan características genéticas que modifican significativamente su perfil de cristaluria.
Además, el encuentro destacó la importancia de una comunicación técnica clara y estandarizada entre los profesionales involucrados en la atención del paciente veterinario, favoreciendo la uniformidad de los informes y la precisión en las decisiones clínicas.
Preguntas y Respuestas
A continuación, se encuentran las dudas que no fueron respondidas durante la Reunión Online.
Primero, es importante asegurarse de que se trata, efectivamente, de glóbulos de hemoglobina y no de otras estructuras similares. La forma más adecuada de confirmación es mediante la fijación y coloración del portaobjetos del sedimento. Los glóbulos de hemoglobina presentan color y textura similares a los glóbulos rojos, pero con un tamaño menor. Pueden aparecer de forma aislada o asociados a los glóbulos rojos (hematuria). La descripción puede realizarse de manera cualitativa (mencionando únicamente su presencia o ausencia) o cuantitativa (indicando la presencia de cantidades discretas, moderadas o intensas de glóbulos de hemoglobina, o utilizando signos como: glóbulos de hemoglobina raros, +, ++ o +++, los cuales deben registrarse en el campo de observaciones del informe de uroanálisis).
Sí. El protocolo de evaluación del sedimento urinario prevé la centrifugación de un volumen estandarizado de orina homogeneizada (generalmente 5 mL) y la resuspensión de un volumen fijo de sedimento (0,5 mL), tras desechar el sobrenadante. La centrifugación de volúmenes menores resulta en una menor concentración de los elementos formados (células, cilindros, cristales, bacterias y otras estructuras) y, en consecuencia, puede conducir a una subestimación en la cuantificación de los hallazgos. Por otro lado, las muestras de menor volumen también están más sujetas a la influencia de factores preanalíticos, como la contaminación por secreciones del tracto urinario inferior o del tracto genital, lo que puede resultar en una sobreestimación de leucocitos y bacterias, entre otros elementos.
Los cilindros hialinos pueden observarse en pequeñas cantidades en la orina de animales sanos. Su formación puede ocurrir en situaciones de proteinuria preglomerular asociada al aumento de la presión de filtración, como después de actividad física intensa. Los demás tipos de cilindros, en cambio, se consideran patológicos y pueden estar asociados con lesión tubular, entre otras alteraciones.
La bilirrubina es una molécula fotosensible, inestable al contacto con la luz visible (principalmente la luz ultravioleta). Cuando se expone, sufre degradación fotooxidativa, lo que conduce a la formación de derivados incoloros (biliverdina y otros productos). Esta degradación provoca que la concentración de bilirrubina disminuya artificialmente, generando resultados falsamente bajos o negativos. Estudios muestran que la bilirrubina puede presentar reducciones significativas en hasta 30 minutos de exposición a la luz, con una pérdida que puede alcanzar del 30 al 50 % en 1 a 2 horas, dependiendo de la intensidad lumínica. Por este motivo, la muestra de orina debe protegerse de la luz, envolviendo el recipiente en papel de aluminio o almacenando la orina en tubos ámbar.