La medicina de laboratorio se ve impactada por cambios constantes que afectan los productos ofrecidos. Las exigencias están creciendo, tanto interna como externamente.
Externamente están los requerimientos legales y regulatorios, las nuevas expectativas y necesidades de los clientes (solicitando personal clínico, pacientes y sus familias, fuentes de pago e investigadores), las recomendaciones y lineamientos de las sociedades científicas, las innovaciones tecnológicas, la presión competitiva y los proveedores con una variedad de nuevos productos.
Internamente, los gerentes de laboratorio y sus equipos deben demostrar niveles crecientes de excelencia técnica a diario para garantizar la confiabilidad de sus resultados. Sin embargo, con tiempos de entrega cada vez más cortos, ampliación del menú de exámenes ofrecidos y precios más bajos para mantener su competitividad.
Entre estas rutinas se destacan las siguientes:
Fase preanalítica
Fase analítica
Fase post-analítica
Por esta razón, incluso frente a un gran desarrollo de los procesos analíticos, incluida la evolución metodológica y la automatización, las publicaciones aún apuntan a la posibilidad de que ocurran errores dentro de la fase analítica.
La rápida evolución de los procesos también ha exigido una mejor preparación de los profesionales y la adopción de herramientas de gestión eficaces por parte de los laboratorios, para asegurar la calidad de los resultados.
Los institutos internacionales de normalización han descrito directrices al respecto, los organismos de acreditación han fomentado la adopción de estas directrices y, en algunos casos, las agencias gubernamentales han ido ampliando los requisitos básicos para el funcionamiento de los laboratorios y sus proveedores.